miércoles, 22 de octubre de 2014

Prólogo. Eres el caos de mi desorden.

Amor: sentimientos de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno.


Dicho así, no parece gran cosa, ¿verdad?


Y sin embargo, la gente ha vivido y muerto por el. 
Ha comenzado guerras, sacrificado vidas, aplacado luchas...
Se han cometido verdaderas e inmensas locuras en el nombre del amor.
Las personas se han destruido unas a otras por su causa. Se han arrancado el alma, han marchitado su propio corazón. 
Muchos de ellos, se han quedado solos.
El miedo a perder es el que siempre, al final, nos hace perderlo todo.
Y aún así, aún... Aún cuando estamos solos, abandonados a una soledad infligida por un corazón roto, lo anhelamos.
Echamos de menos ese amor puro, ese amor que todo lo puede y que, en realidad, ahora nadie es capaz de sentir.
¿Cuándo dejamos que el egoísmo prevaleciera?
Cuando le dijimos adiós a la magia, a ese sentimiento de "no hay un 'sólo tú' ni un 'sólo yo'. Hay un 'nosotros'. Un 'nuestro'. Siempre fue un 'nuestro'."
Ahí fue cuando le dejamos ganar. Cuando dimos por perdido el juego.
El amor.
El jodido y amargo amor.
El maravilloso y magnánimo amor.
El poderoso, a veces, pretencioso, angustioso y doloroso amor.
"Sentimiento de vivo afecto e inclinación hacia una persona o cosa a la que se le desea todo lo bueno."

Dicho así no parece gran cosa, ¿verdad?

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